Nos hemos acostumbrado a los días D pero es que hay 364 días al año en que las personas sufren maltrato… digo personas…en este caso hablemos del maltrato a la mujer en el trabajo, en casa, en el arte, etc.

El maltrato no es físico solamente y no proviene solo del hombre. La violencia de género se ha convertido en la manifestación del maltrato hacia el hombre o hacia la mujer, venga de la pareja, del jefe o de algún compañero desde cualquier ámbito profesional. En el arte, en la escritura, no se queda atrás. El ego, y la desfachatez imperan en nuestros días. En la poesía también.

NO CONTRIBUYAMOS a ser meros objetos decorativos, a ser el blanco de la toxicidad de los demás, a ser moneda de cambio para la parafernalia, a ser moneda de cambio para el maltratador, sea hombre o mujer. No nos dejemos embaucar por el perdón ante el golpe, ante la humillación.

El silencio es cómplice, pero también es síntoma de que no voy a consentir la presencia de alguien que convierte en espectáculo esta situación. No voy a consentir ser el blanco de un acoso cuando un sentimiento es contrario a otro sentimiento, cuando se trata de ponerte por encima de alguien que no consigue sus objetivos absurdos, y llenos de… sobre ti.

Mi silencio, mi repulsa, el cerrar los ojos, a aquellos que convierten este día en un pedestal, que se aplauden, se aligeran como palmeras, se nutren del sufrimiento, se hacen las victimas, se hacen la sonrisa etrusca par seguir 364 días arrasando la vida de los demás, y todo ese circulo que conlleva el maltrato, el acoso y el sentimiento de vergüenza que se siente.

El mes de marzo sea la culminación de todos los algoritmos que sufrimos, y todo el recuerdo de que algunos bajo la máscara del patriarcado, o del trabajo, de la ocupación profesional y artística, utilizan eso para maltratar y conseguir ser los panderos de turno, o ser el resultado de los vítores de los demás.

BASTA YA.